“La apacible vida del pequeño Emil Sinclair se verá empañada por un acontecimiento que marcará su vida para siempre. Ese a priori suceso traumático , le permitirá descubrir un mundo hasta ahora desconocido para él, y conocer al hombre que marcará su vida para siempre, Max Demian.”
Hermann Hesse escribió esta novela poco antes de que estallara la primera guerra mundial en 1919. Fue publicada en ese mismo año bajo el seudónimo de Emil Sinclair, narrador y protagonista de la novela.
A lo largo de nuestra vida podemos leer muchas novelas, pero pocas realmente nos hacen pensar o cambian nuestra visión del mundo. Para mí, “Demian” fue una de esas historias que me marcó profundamente cuando la leí. El relato de la conversión del pequeño Sinclair, de un niño bueno, protegido y alejado del “otro mundo”, pasando por una adolescencia llena de dudas, preguntas y soledad. Buscando su propio camino y el porqué de su existencia. Todo esto, bajo la sombra del que sería su “mentor” o la persona que le sacará de su zona de confort y lo lanzará directamente al “otro mundo” al mundo de los adultos.
Max Demian es uno de los personajes más carismáticos, atractivos y misteriosos que se hayan creado en la historia de la literatura. Un hombre nacido bajo “el signo de Cain”. En este fragmento de la novela, Emil lo describe perfectamente:
“Observé el rostro de Demian y descubrí no sólo que no tenía cara de niño, sino que su rostro era el de un hombre; y aún más, me pareció ver o sentir que tampoco era la cara de un hombre, sino algo distinto. Era como si en aquel rostro hubiera algo femenino.
Durante un instante no me pareció ni masculino, ni infantil, ni viejo, ni joven, sino milenario, fuera del tiempo, marcado por otras edades diferentes a la que nosotros vivimos. Los animales suelen tener esa expresión, o los árboles, o las estrellas. Yo no lo sabía; aunque entonces no sentía exactamente lo que ahora puedo formular como adulto, sí sentía algo parecido. Quizás era guapo, no sé si me gustaba o me repelía; tampoco aquello estaba claro. Yo sólo veía una cosa, que era diferente a nosotros, como un animal, como un espíritu, o como una pintura. No sé bien cómo era; pero sí que era distinto, inexplicablemente distinto a todos nosotros.”
“Demian” explora temas como el “bien” y “el mal”, la religión, la individualidad, el pensamiento único, el despertar sexual, el seguimiento de las normas, la destrucción y creación del mundo, el ser diferente, etc.
Una historia donde las metáforas, los sueños, las creencias y la espiritualidad están muy presentes. Toda la obra de Hesse está bastante influenciada por el psicoanálisis de Carl Jung (el propio autor recibió sus terapias en la clínica de Sonmatt) y en el gnosticismo. Aquí en concreto se menciona al dios dual Abraxas, mitad Dios, mitad demonio, representación de lo bueno y lo malo de la humanidad.
Es difícil expresar con palabras los sentimientos y la magia que transmite esta novela. De obligada lectura a todos los que nos sentimos “diferentes” al resto de la humanidad por varios motivos, y deseamos “Revolucionar el mundo”:
«El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas."
A lo largo de nuestra vida podemos leer muchas novelas, pero pocas realmente nos hacen pensar o cambian nuestra visión del mundo. Para mí, “Demian” fue una de esas historias que me marcó profundamente cuando la leí. El relato de la conversión del pequeño Sinclair, de un niño bueno, protegido y alejado del “otro mundo”, pasando por una adolescencia llena de dudas, preguntas y soledad. Buscando su propio camino y el porqué de su existencia. Todo esto, bajo la sombra del que sería su “mentor” o la persona que le sacará de su zona de confort y lo lanzará directamente al “otro mundo” al mundo de los adultos.
Max Demian es uno de los personajes más carismáticos, atractivos y misteriosos que se hayan creado en la historia de la literatura. Un hombre nacido bajo “el signo de Cain”. En este fragmento de la novela, Emil lo describe perfectamente:
“Observé el rostro de Demian y descubrí no sólo que no tenía cara de niño, sino que su rostro era el de un hombre; y aún más, me pareció ver o sentir que tampoco era la cara de un hombre, sino algo distinto. Era como si en aquel rostro hubiera algo femenino.
Durante un instante no me pareció ni masculino, ni infantil, ni viejo, ni joven, sino milenario, fuera del tiempo, marcado por otras edades diferentes a la que nosotros vivimos. Los animales suelen tener esa expresión, o los árboles, o las estrellas. Yo no lo sabía; aunque entonces no sentía exactamente lo que ahora puedo formular como adulto, sí sentía algo parecido. Quizás era guapo, no sé si me gustaba o me repelía; tampoco aquello estaba claro. Yo sólo veía una cosa, que era diferente a nosotros, como un animal, como un espíritu, o como una pintura. No sé bien cómo era; pero sí que era distinto, inexplicablemente distinto a todos nosotros.”
“Demian” explora temas como el “bien” y “el mal”, la religión, la individualidad, el pensamiento único, el despertar sexual, el seguimiento de las normas, la destrucción y creación del mundo, el ser diferente, etc.
Una historia donde las metáforas, los sueños, las creencias y la espiritualidad están muy presentes. Toda la obra de Hesse está bastante influenciada por el psicoanálisis de Carl Jung (el propio autor recibió sus terapias en la clínica de Sonmatt) y en el gnosticismo. Aquí en concreto se menciona al dios dual Abraxas, mitad Dios, mitad demonio, representación de lo bueno y lo malo de la humanidad.
Es difícil expresar con palabras los sentimientos y la magia que transmite esta novela. De obligada lectura a todos los que nos sentimos “diferentes” al resto de la humanidad por varios motivos, y deseamos “Revolucionar el mundo”:
«El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas."