"Hazel es una chica de dieciséis años que padece cáncer de tiroides desde los trece. Desde que la enfermedad afecto a sus pulmones vive cargando con un pequeño tanque de oxígeno a donde quiera que va. La madre de Hazel, preocupada por el decaimiento de su hija, la anima a asistir a un grupo de apoyo para jóvenes enfermos. Allí conocerá a Augustus, un joven de 18 años que también padeció cáncer y perdió una pierna. La amistad entre los dos jóvenes pronto irá creciendo, junto a sus charlas telefónicas e intercambio de sus libros favoritos."
Película basada en el bestseller para adolescentes "The fault in our stars" escrito por John Green en 2012, dirigida por Josh Boone (“Un invierno en la playa”, “Pretenders”).
He de reconocer que me he llevado una pequeña y agradable sorpresa con esta película. ¿Una historia para adolescentes actual que no va de amores entre humanos y vampiros, humanos y zombis, humanos y hombres lobo, humanos y aliens, humanos y fantasmas, etc etc...? ¿Pero eso existe? Pues sí, existe por muy raro que parezca. Y que además trate temas tan delicados como el cáncer, más raro aun. Eso sí, ya sería mucho pedir que no cayera en los tópicos de siempre en los que suelen caer este tipo de películas, pero bueno, no se le puede tener todo.
La historia narrada en primera persona por su protagonista Hezel Grace Lancaster (Shailene Woodley), nos cuenta su hermosa historia de amor con el joven Augustus “Gus” (Ansel Elgot). Una relación por la que planea la sombra de la enfermedad y la muerte. Realmente es una historia dura, pero la manera en la que está contada la aligera con escenas de humor, momentos distendidos donde hasta olvidas la enfermedad de los protagonistas y escenas románticas (eso sí, un poco cursis en ocasiones) muy agradables y tiernas. La primera hora de metraje más o menos transcurre de esa forma, luego como era de esperar (si hubiese sido de otra forma realmente me hubiera sorprendido) la esperada tragedia y escenas de sufrimiento y dolor se adueñan del film. Escenas creadas única y exclusivamente para desatar un mar de lágrimas entre los espectadores. Porque a esta película hay que ir con un buen cargamento de clínex y así poder llorar a moco tendido bien a gusto.
La historia narrada en primera persona por su protagonista Hezel Grace Lancaster (Shailene Woodley), nos cuenta su hermosa historia de amor con el joven Augustus “Gus” (Ansel Elgot). Una relación por la que planea la sombra de la enfermedad y la muerte. Realmente es una historia dura, pero la manera en la que está contada la aligera con escenas de humor, momentos distendidos donde hasta olvidas la enfermedad de los protagonistas y escenas románticas (eso sí, un poco cursis en ocasiones) muy agradables y tiernas. La primera hora de metraje más o menos transcurre de esa forma, luego como era de esperar (si hubiese sido de otra forma realmente me hubiera sorprendido) la esperada tragedia y escenas de sufrimiento y dolor se adueñan del film. Escenas creadas única y exclusivamente para desatar un mar de lágrimas entre los espectadores. Porque a esta película hay que ir con un buen cargamento de clínex y así poder llorar a moco tendido bien a gusto.
Las actuaciones de los protagonistas superan ampliamente a las de otras películas para adolescentes actuales, pero no acaban de convencer del todo ni de transmitir el sufrimiento y emociones que deberían estar sintiendo estos jóvenes en una situación tan terrible como esa. Con esto, no me refiero a deban estar llorando o con cara de desesperación toda la película, pero tampoco me parece “normal” que por ejemplo la protagonista, Hezel, interpretada por la famosa Shailen Woodley este toda la película con la misma sonrisa en la cara; este feliz, triste, sufriendo dolores, etc. La chica parece que no tiene más expresiones faciales. En cuanto a su novio Gus (Ansel Elgort), aunque en mi opinión actúa bastante mejor que ella, no acaba de convencer su papel de optimista con altibajos y su humor sarcástico para intentar hacer frente a su enfermedad. Los secundarios hacen un buen trabajo acompañando a la pareja, como los padres de Hezel (Laura Dern y Sam Trammell) y el mejor amigo de Gus, Isaac (Nat Wolff).
Aun a pesar de ciertos tópicos y cadencias en las actuaciones, la historia en sí es agradable y distinta a lo que tienen acostumbrados a los adolescentes, y eso ya es todo un logro como dije antes. Además intenta dar un mensaje positivo sobre la vida y el cómo afrontar y asumir la muerte y el dolor, algo tabú últimamente en nuestra sociedad hedonista, cada vez más enfocada en rechazar todo lo feo, enfermo,desagradable y molesto. Hubiera sido interesante si le hubiesen dado más importancia a estas cuestiones y no tanto al romance en sí, pero estamos ante una película romántica americana y no podemos pedirle peras al olmo.
Bajo la misma estrella es una película ideal para ver con la pareja una tarde de domingo y dar rienda suelta al romanticismo y las lágrimas.
Aun a pesar de ciertos tópicos y cadencias en las actuaciones, la historia en sí es agradable y distinta a lo que tienen acostumbrados a los adolescentes, y eso ya es todo un logro como dije antes. Además intenta dar un mensaje positivo sobre la vida y el cómo afrontar y asumir la muerte y el dolor, algo tabú últimamente en nuestra sociedad hedonista, cada vez más enfocada en rechazar todo lo feo, enfermo,desagradable y molesto. Hubiera sido interesante si le hubiesen dado más importancia a estas cuestiones y no tanto al romance en sí, pero estamos ante una película romántica americana y no podemos pedirle peras al olmo.
Bajo la misma estrella es una película ideal para ver con la pareja una tarde de domingo y dar rienda suelta al romanticismo y las lágrimas.